martes, 15 de marzo de 2011

Sin título


Quiero hacer algo, con esta ventisca de recuerdos.

Algo tan inhumano como borrar mis pasos en la arena.

Quiero saludarlos con la mano, decirles adiós, tristemente.

Chivo expiatorio de mi alma, púdrete en el desierto.

Quiero soplar más fuerte, apagar su abrasadora constancia.

Nódulos colapsados, de un cerebro almidonado.

Quiero nacer a la noche entera. De día, nacer cada día.

Restregar mi presencia al mundo, exhibir mi infinito presente.

Quiero dedicarle odas al instante, y burlas al destino.

Palabra infame que abduce nuestros pasos, acobardados.

Quiero pianos en la madrugada, ojeras peleadas con el sol.

Sombras felices, que no tienen patrón, que no tiene dueño.

Quiero mis dientes rotos, por comerme las fronteras.

Defendiendo a capa y espada, mi postulado de la nada.

Quiero un alma caritativa que se apiade de mis recuerdos.

Porque ya no los quiero. Hoy no los quiero.

Son solo un abrigo de piel, imaginario, entre tanta ventisca.

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